Después de cruzar las aguas del Canal del Panamá por el nuevo puente que se encuentra en el sector Atlántico, oficialmente se está en Costa Abajo de Colón. Antes de llegar a cualquier poblado de la costa se tiene que bordear el bosque protector de San Lorenzo.
Bosque Protector de San Lorenzo
Este bosque protegido también funciona como barrera natural para algunas áreas del canal y el Fuerte de San Lorenzo, fortaleza colonial edificada en tiempos de la colonia española para proteger la desembocadura del río Chagres, ubicado del otro lado de la barrera. Una vez se bordea parte de las esclusas de Gatún por carretera se comienza el camino hacia los pueblos de la costa.
Un Viaje Costero para Disfrutar
Para llegar a las comunidades costeras se va por una carretera costera única en el país y poco transitada tanto por panameños como extranjeros. Después de una hora de camino se puede divisar la majestuosidad y la belleza natural del Mar Caribe.
En la costa se encuentran comunidades donde conviven miles de panameños procedentes de distintos puntos del país, así como de diferentes etnias. La carretera pasa por las comunidades costeras de Achiote, Icacal, Palmas Bellas, Salud, Gobea, Piñas, Río Indio y Miguel de la Borda.
A lo largo de la carretera que va paralela al mar se puede notar que las palmas reciben los embates de los fuertes vientos de la costa. Una región totalmente diferente a Costa Arriba de Colón donde las aguas son normalmente tranquilas, sin embargo, Costa Abajo está ubicada mar adentro lo que hace que las olas del mar sean más fuertes.
La brisa, el sonido del mar y la vegetación plantean claramente que el desarrollo urbano no ha llegado en gran medida a este sector de la provincia de Colón.
Naturaleza que Sorprende
Aquí, la naturaleza sorprende, ya que de los primeros lugares que el Visitante se encuentra y puede tener contacto con el mar es en Palmas Bella, donde hay una pequeña piscina natural que se hace en la costa, un lugar perfecto para sentarse y disfrutar del vaivén del agua.
En el pueblo de Achiote, se encuentra el Centro El Tucán, donde se realizan excursiones que se adentran en el Parque Nacional San Lorenzo, así como una hermosa playa para disfrutar. En estas playas, se convive más con los lugareños, quienes disfrutan al máximo del paraíso que las rodea.
Siguiendo la carretera se pasa el pueblo de Icacal y justo antes de llegar a Palmas Bellas se encuentra una hermosa playa para disfrutar. Este hermoso pueblo costero cuenta con cerca de 2,000 habitantes, en su mayoría descendientes de la antigua comunidad de Chagres.
Siguiendo la vía costera se pasa por los pueblos de Salud, Gobea y Piñas, hasta llegar a Río Indio, lugar donde convergen un río y la costa. Esta mezcla es perfecta para los lugareños que disfrutan bañarse en un lugar donde las aguas son tranquilas en medio del pueblo, postales de un Panamá diferente.
El Último Pueblo Costero
Después de casi dos horas y media de recorrido desde Ciudad de Panamá, se llega al último pueblo costero, aquí termina la carretera.
Miguel de la Borda es el último pueblo al que conduce la carretera que recorre la Costa Abajo de Colón. El pueblo tiene aproximadamente unos 3,000 habitantes.
En su mayoría está habitado por personas de ascendencia negroide e indígena, que se dedican a la agricultura de subsistencia y a la pesca artesanal. Esta última la realizan tanto en el mar como en el río del cual toma su nombre del pueblo.
En este pueblo se encuentra una de las playas más extensas, hermosas y tranquilas de Costa Abajo. Un lugar que no tiene nada que envidiarle a playas de otros sectores del país.
Entre las actividades que se pueden realizar esta recorrer el pueblo, ir a la playa, hacer “tours” en bote por la costa e incluso río arriba hacia poblaciones tierra adentro, descansar en una hamaca entre las palmeras o hacer fogatas en la playa.
Costa Abajo de Colón es un diamante que sólo tiene que pulirse para que brille en el turismo sostenible, con servicios que promuevan la cultura local e infraestructura que vaya acorde a la naturaleza que se encuentra en este paraíso. Por ahora, sólo hay un lugar para hospedarse en Miguel de la Borda, pero en los pueblos se puede disfrutar de varios restaurantes donde se puede degustar la gastronomía local. Un viaje por carretera inolvidable y que motiva a regresar una y otra vez.
