Por: Raúl E. Jimenez E.
A dos horas por tierra de la Ciudad de Panamá, enclavado en la serranía central, se encuentra un paraíso de la naturaleza panameña: El Valle de Antón. Este sitio privilegiado ofrece al visitante temperaturas frescas y un lujuriante paisaje de montañas azules y verdes prados salpicados por ríos de montaña y una profusión de flores. Para el capitalino, El Valle ofrece un escape único de la vorágine de la gran ciudad. Para el extranjero, brinda una experiencia sublime a los sentidos, donde el paisaje y la gente se presentan, generosos, en toda su sencillez natural.
Geológicamente, El Valle de Antón es uno de los tres sistemas volcánicos de Panamá. Su población de 4,000 habitantes se asienta en lo que miles de años atrás fue un cráter, y luego un lago que vació sus aguas por el Chorro de Las Mozas. Las aguas termales que manan en determinados sitios son testigo de la otrora actividad volcánica, hoy domesticada para el deleite de visitantes a las muchas pozas públicas y privadas en todo el valle.
En las mañanas, una simple caminata por las calles demostrará la bienvenida amable que los pobladores dan a visitantes de todo el mundo. El turista disfrutará el Mercado de Artesanías, donde además podrá saborear frutas de la zona. En el zoológico El Níspero opera también un vivero de plantas tropicales y coníferas a la venta. Una visita al Chorro El Macho o a las piscinas de piedra construídas río abajo refrescará el alma del visitante, arrullada por la gloriosa manifestación de vegetación, agua y aire puro. Una visita al Museo de El Valle y la iglesia aledaña completarán la experiencia en este rincón ecológico panameño.
El día vallero se complementa con sus noches frescas, cuando la temperatura puede caer hasta los 18 grados. Se impone el uso de un abrigo ligero para disfrutar el asado nocturno acompañado de una copa de vino. En la temporada seca en particular, El Valle ofrece todas las noches un espectáculo de brisas frías y nubes briosas que se abren para observar el campo de estrellas que se derraman sobre la tierra rodeada de siluetas montañosas, iluminadas por la luna llena.
El Valle cuenta con hoteles y hostales que brindan al visitante opciones de todo tipo. En ellos el visitante podrá encontrar desde alto lujo a sencillez bucólica. La experiencia de alojamiento se complementa con excelentes restaurantes de cocina local o internacional. No son pocos los extranjeros que, conmovidos por el paisaje, decidieron establecerse en El Valle y operar restaurantes con cocina de sus países de origen.
Una visita a Panamá empieza casi siempre por su imponente capital, la que lo tiene todo. En el otro Panamá, allende el Puente sobre el canal, El Valle de Antón espera silencioso la visita del forastero. Es el refugio de quien busca paz, belleza y la contemplación de la naturaleza. ¡Bienvenido!
