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Toda una Aventura…el Primer Intento para Crear la Ruta del Camino de Santiago Panameño

El presidente de la Asociación de Guías de Panamá, Juan Antonio De La Guardia, tiene claro que para resaltar nuestra historia panameña, en especial la que no es tan conocida, requiere de una investigación profunda para poder diseñar una experiencia inolvidable al Visitante.

Sin embargo, hay que estar claros que para ofrecer algo que no se tenía, es inevitable experimentar el proceso de prueba y error. Es la única forma de lograr que esa gran idea llegue a puerto seguro. Es el proceso que Juan Antonio tuvo que vivir para empezar a diseñar una experiencia histórica y eco turística inolvidable.

Un Descubrimiento Histórico

Toda historia de gran escala, siempre empieza con una historia personal, en esta ocasión empezó cuando Juan Antonio se ofrece de voluntario para la planeación de la celebración de los 500 años de la fundación de la Ciudad de Nata y su iglesia, la más antigua del Pacifico Americano. Mientras estudiaba la historia de Nata descubre que la Iglesia está dedicada al Apóstol Santiago, dándole a Juan Antonio una idea clara, la posibilidad de diseñar una ruta parecida al Camino de Santiago, una ruta de peregrinación milenaria que recorren cientos de personas cada año con el fin de visitar las reliquias del Apóstol Santiago, que se encuentran en la ciudad de Santiago de Compostela, en España.

Basado en lo que había leído Juan Antonio, la ruta lógica era desde Coclé del Norte en Costa Abajo de Colón, hasta Natá en Coclé. Después de muchas investigaciones logra planificar la ruta por tierra. Uno de los propósitos más importantes para Juan Antonio, es que las comunidades a lo largo de la ruta se beneficien por la visita de peregrinos, y por esta razón empezó a planificarla de tal forma que fuera lo más rural posible.

Empieza la Aventura

Finalmente, el 10 de junio sale en auto hacia el pueblo de Miguel de la Borda en Costa Abajo de Colón con el firme objetivo de trazar una ruta histórica que posicione a Panamá como ruta para muchos turistas que gustan del peregrinaje.

Al llegar, Juan Antonio va al encuentro del bote que lo transportaría, sin embargo, antes de zarpar, la esposa del botero le sugiere una mejor ruta que la diseñada previamente. En la nueva ruta sugerida era mejor ir por San Luis, Santa Elena, San Isidro, Boca de Tulú y de último Tulú. Finalmente sale al mediodía con el bote lleno de abastos hasta arriba para ir río arriba. Nuestro aventurero llega al mediodía a Villa del Carmen para llegar a San Luis a más tardar las 5:00p.m.

Una Travesía Más Difícil de lo Esperado

Sin embargo, el hombre planifica y la realidad te pone a prueba. Juan Antonio al encontrarse una hora después con el muchacho que había contratado para llevar un caballo que cargaría todo lo necesario durante la travesía, caminaron pero sin llegar al pueblo de San Luis como se tenía planeado, pernoctando en una cabaña que habían encontrado en el camino antes que la noche y la lluvia cayeran.

Al día siguiente, el camino era puro lodo hasta el tobillo de tanto que llovió la noche anterior, haciendo más tortuoso el viaje. Sin embargo, pasaban las horas y no encontraba el pueblo de San Luis. Según cuenta nuestro aventurero, cada vez que encontraban a una persona, esta les decía que sólo faltaba una hora, un frase que se volvió común durante tres horas más.

Finalmente, Juan Antonio y su ayudante llegan al pueblo de San Luis al mediodía, para descansar y decidir si continúan el peregrinaje hasta Santa Elena o dejarlo para el próximo día. Al final, decide seguir hasta Santa Elena para adelantar todo lo posible, y reiniciar la travesía a la 1 de la tarde del próximo día. Sin embargo, el camino para llegar a Nata se estaba haciendo más largo y tomaría más días de lo esperado. Como señal divina, en el camino se encontraron con un señor que les comenta que podían tomar un bote para subir por el río Toabré hasta llegar a la Boca de Tulú para de ahí tomar un transporte hacia Penonomé y regresar a Ciudad de Panamá. Una idea que a Juan Antonio le sonó ideal, pues tan difícil travesía ya hacia sus efectos en la parte física y mental.

La Historia se Vive antes de Diseñarla y Promoverla

Aunque Juan Antonio de La Guardia no logró su objetivo final en este primer intento, que era llegar hasta Nata por una ruta que pudiera ser recorrida de forma segura por futuros turistas. Se evidenció la importancia y necesidad de crear y diseñar circuitos que permitan a las personas vivir la historia, sentirla y de paso conocer de cerca el estilo de vida de regiones en nuestro país poco recorrida. Es importante reconocer la historia de las personas que viven de primeros esa historia, la adaptan de la mejor forma para que al final un turista puede disfrutarla.

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