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Ciudad de Colón, Joya Arquitectónica que Guarda una Historia Única en el Continente

La ciudad de Colón está ubicada al norte de Panamá, junto al mar Caribe. En sus alrededores operan la Zona Libre y el Canal de Panamá. Cuando se va entrando a este centro urbano no puede esconder lo que en realidad es: una joya arquitectónica que guarda un tesoro cultural.


Parque Central
Oficialmente llamado Paseo Juan Demóstenes Arosemena, permite atravesar la urbe entera caminando bajo las sombras generosas de sus grandes árboles y descansando en las bancas que invitan a la convivencia. Es uno de los sellos distintivos del centro histórico de Colón, igual que el Paseo Washington, en calle primera, que invita a perderse en su mar turquesa.

Historia Única en la Región

Colón empezó a forjarse a mediados del siglo XIX, cuando en Sutter’s Mill, California, se desató la fiebre del oro. Miles de aventureros querían llegar a la costa oeste de Estados Unidos y solo había dos formas de hacerlo: atravesando todo el territorio de la unión o dando la vuelta por el Estrecho de Magallanes, en el extremo sur del continente.
La vocación del istmo de Panamá para movilizar personas de un océano al otro se conocía desde hacía siglos, pero la construcción de un canal todavía era un sueño apenas imaginado. Fue entonces cuando a los empresarios estadounidenses George Law y William Aspinwall se les ocurrió la gran idea: construir un ferrocarril que atravesara el istmo de Panamá del lado Atlántico hasta el Pacífico del país, y así conectar el este con el oeste de Estados Unidos.


El sitio que eligieron para empezar la construcción fue una isla pantanosa y llena de manglares llamada Manzanillo. El primer edificio que se levantó fue un depósito; luego, barracas para los trabajadores. Seis estadounidenses, treinta cartageneros y cuarenta y cinco irlandeses contratados en Nueva Orleans fueron los primeros obreros en llegar, y luego vendrían de las islas del Caribe, India, Rusia, Irlanda, China, África del Sur, Chile y Perú para terminarse de construir esta obra de ingeniería.
Así es como la Ciudad de Colón nace en función de la vía férrea y del puerto, y la “Front Street o Avenida del Frente” que fuera la principal zona comercial durante la segunda mitad del siglo XIX y buena parte del XX, lugar donde se establecieron tiendas elegantes en las que los viajantes compraban todo tipo de productos. Tan famosa fue la “Front Street” que allí se popularizaron los “Panama hats”, sombreros que, en realidad, eran traídos de Ecuador para ofrecérselos tanto a los turistas que llegaban a bordo de los trasatlánticos como a los aventureros que pasaban apresurados por estas tierras istmeñas.

Revolución Arquitectónica

Colón, al surgir en 1850 debido a una necesidad económica foránea, trajo consigo mucha riqueza económica. En 1885 los franceses llegaron para construir en el istmo un canal marítimo, pero la fiebre amarilla y la bancarrota destrozaron la empresa.
A principios del siglo XX, Estados Unidos regresó como protagonista, retomando la construcción del canal fallido. Al asumir los trabajos adquirió el derecho de explotar tierras alrededor de estas obras. Tuvieron que combatir el mosquito que a tantos mató durante el tiempo del proyecto francés. Por esta razón pavimentaron calles, construyeron acueductos y alcantarillados y establecieron el servicio de luz eléctrica. En aquellos primeros años (1903-1908) fueron construidos el Hotel Washington, primero de estilo neoclásico del país; y el edificio de la antigua Gobernación (1904), por mencionar algunos.
En aquella época habían más de doce teatros y salas de cine: el Rex, el América, el Strand y el Caribe, entre otros. También habían varios cabarets en uno de los cuales trabajó la gran Evita Perón.


En medio de aquella bonanza fueron construyendo edificios: la Maison Blanche, en 1913; o la icónica Casa Wilcox, con portales que le daban sombra a los peatones y grandes balcones a sus habitantes. Más tarde, el Conjunto Residencial Nuevo Cristóbal, de terrazas amplias y aleros grandes. En Colón se alzaron estructuras de estilo neoclásico, “art déco” y “streamline”, entre otras corrientes. Los arquitectos se entusiasmaban ante la oportunidad de vestir a la ciudad atlántica con las últimas tendencias arquitectónicas.
Cristo a Orillas del Mar fue diseñada por el arquitecto James Renwick, el mismo que construyó la catedral de San Patricio, en Nueva York, y el Instituto Smithsonian, en Washington. En total, el centro de Colón tiene 19 edificios, 9 conjuntos monumentales y 7 espacios abiertos públicos declarados Conjunto Monumental Histórico desde 2002, precisamente por la majestuosidad de sus detalles y líneas.

Hoy en día, la ciudad de Colón necesita un plan maestro que traiga a la vida sus monumentos y edificios históricos, así como su vibrante cultura forjada por personas de todo el mundo y que hoy en día es guardado celosamente por sus ciudadanos.

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