Con la triste noticia de que la Reina Isabel II falleció, se abre la oportunidad de contar parte de uno de los acontecimientos más significativos en la historia de nuestro.
Eran cerca de las 7:30 de la mañana del domingo 29 de noviembre de 1953 y amanecía un día histórico: “La primera y única ocasión en que la reina Isabel II visitó Panamá. Su paso por Panamá fue parte del primer viaje de Isabel II después de haber sido coronada el 2 de junio, cuando tenía 26 años.
La travesía de seis meses la llevaría junto a su esposo a varios de los Estados Miembros de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth). El Canal de Panamá estaba de paso y, aunque no fue una visita oficial de Estado, la sociedad panameña lo celebró por todo lo alto.

El presidente panameño José Antonio Remón Cantera aprovechó la ocasión del cincuentenario aniversario de Panamá como República para conciliar todas las partes políticas y rebajar las tensiones que se vivían en el país. Esto ayudó a que la gente se volcara con entusiasmo a aplaudir la iniciativa del gobierno de admitir todo el protocolo ceremonial para recibir a la reina Isabel II y a su esposo”.
La reina y el príncipe pudieron simplemente haber pasado de largo. Pero la diplomacia panameña, en conversación con la embajada estadounidense -que administraba la Zona del Canal de Panamá- creó un itinerario para recibir a los distinguidos huéspedes.
El evento fue anunciado con fulgor en los medios de comunicación panameños.
Así apareció en La Estrella de Panamá, el diario de mayor circulación en el país.

El día siguiente después de haber llegado a Panamá era el 79 cumpleaños de Winston Churchill, a quien la reina felicitó desde Panamá. Más de 50 diarios británicos publicaron crónicas de cómo la reina capturó todos los corazones en Panamá, y de las multitudes vitoreantes que rompieron los cordones policiales para correr junto al auto de la reina Isabel.
En Colón, la reina y el duque de Edimburgo hicieron un recorrido en auto descapotable y visitaron el Palacio Municipal, donde la monarca recibió el collar de honor y las llaves de la ciudad.
De Colón partieron en el crucero rumbo al puerto de Balboa, al otro lado del Canal de Panamá, donde fueron recibidos por el gobernador de la Zona del Canal, John States Seybold, con el que hicieron un recorrido hacia el barrio del Chorrillo, donde estaba el Límite con la Zona.
Luego partieron a la capital y se movilizó prácticamente toda la ciudad.

El momento más emotivo, fue cuando el descapotable pasó por delante de la icónica Casa Miller, un antiguo condominio de madera -hoy reconvertido en hotel- ubicado en Calidonia, en el casco urbano de la capital panameña.
El edificio de tres pisos estaba habitado en su totalidad por cientos de familias afroantillanas, descendientes de originarios de las islas de la Mancomunidad en el Caribe que llegaron a Panamá para trabajar en la construcción del canal.
“Agitando sus banderas, sin que hubiese un director de coro, las elegantes madamesluciendo sombreros de plumas, guantes y abanicos comenzaron a entonar del himno ‘Dios salve a la reina’ desde sus amplios balcones”. El jefe de protocolo que los acompañaba mandó al auto aque se detuviera y les explicó que el edificio estaba habitado por panameños que habían venido de las Antillas.
La jornada terminó con una banquete y una gala en el Club Unión.
Recortes de prensa de la época detallan que la reina Isabel bailó con el presidente Remón, y el príncipe Felipe con la esposa del presidente panameño.
Cerca de la medianoche, la reina y el príncipe volvieron al Gothic para zarpar hacia las islas Fiji a la mañana siguiente.
El viaje fue inolvidable para muchos panameños, y aparentemente también para la reina.