Darién fue considerado como una de las fronteras naturales más importantes del Nuevo Reino de Granada, ya que aseguraba el dominio interno y externo del Mar del Sur y era garantía de las comunicaciones intercontinentales e inter coloniales. Se sabía desde su descubrimiento en septiembre de 1513 que dominar el paso del istmo por este sector significaba ser el dueño del nuevo océano, de su comercio al menos, e influir en la posesión de las tierras que se encontraran en el camino o en la otra orilla.

El Proyecto Darién
El comerciante y banquero oriundo de Dumfries y Galloway en Escocia, William Paterson desarrollo la visión de colonizar un lugar estratégico en las Indias españolas con un doble fin: llegar lo más pronto a los tesoros de los países orientales y, según su propia expresión, “arrebatar la puerta de los mares y la llave del universo a España”. El gobierno inglés, entonces en paz con España, no aprobó su proyecto, como sí lo hizo el escocés. En 1695 el parlamento de su país aprobó la creación de una Compañía para negociar con Africa y las Indias. El visionario Peterson se supo mover bien, y en poco tiempo logró vender acciones de la nueva empresa por un millón de libras en Escocia, Inglaterra y Holanda.

Nuevo Edimburgo y la Alianza con Indígenas
El 17 de julio de 1698 zarparon del puerto de Leith, en el reino de Escocia, dos naves de transporte y tres buques armados, con cerca de mil doscientos pasajeros. El rumbo de la flota señalaba el istmo de Panamá y su meta era llegar a Darién. El dirigente William Paterson, tomó posesión de la tierra sin recurrir a una autoridad terrenal o divina como lo habían hecho los españoles, lo realizó firmando un tratado de amistad y alianza defensiva con el cacique de la región. La amistad fue tanta que les permitió levantar en el recién llamado cabo Escocés una población que bautizaron como Nueva Edimburgo.
La fortificaron con dos baterías, una a la entrada con 52 cañones, que nombraron San Andrés, y otra de ocho con 600 hombres de guarnición, tomando posesión de la costa que está entre cabo Tiburón y el puerto de Soribán con 40 millas inglesas de fondo tierra adentro bautizándola como Caledonia. Todo esto formaba parte del tratado de mutua asistencia entre Indios y Escoceses, contra los españoles.
Un Inicio Prometedor
En Glasgow se encontró un folleto en el que se describían las primeras impresiones de los colonos del prodigioso Darién: “La riqueza, fecundidad, clima y buena situación de la tierra son mucho mejores de lo que llegamos a esperar. Parece como si Dios Todopoderoso hubiera reservado todo esto para la presente ocasión, preparando favorablemente nuestro camino, y dispuesto a los indios en el mismo sentido”. Los Escoceses al inicio encontraron una región muy sana, ya que no habían padecido ninguna de las peligrosas enfermedades tan frecuentes en otras islas americanas.
El gobierno encabezado por Paterson se manejaba como una organización mercantil o bancaria. Se construyó un puerto que se defendió con un fuerte, se sembró la tierra, se pescó y se recogieron tortugas. Todo con el objetivo de encontrar la mejor vía para llegar al Mar del Sur.

Protesta Española y Caída Escocesa
El gobierno español protestó ante la corte de Saint James, apoyado por Francia y Holanda, quienes tampoco gustaban de la expansión colonial de los ingleses. El Rey Guillermo III de Inglaterra llegó a prohibir todo auxilio a los escoceses e impidió que desde Jamaica se despacharan suministros con destino a Nueva Caledonia. Pronto el clima, las lluvias y las enfermedades agotaron a los escoceses y les mostraron la verdadera cara del trópico. Con el hambre, las fiebres y sin auxilios, germinó el descontento y prosperaron las rivalidades.
Paterson determinó que los sobrevivientes se embarcaran con destino a Nueva York, sin saber que dos nuevos barcos con 300 hombres se encontraban ya en camino hacia el Darién. Los recién llegados encontraron desmantelada la colonia y optaron por refugiarse en Jamaica.
Última Migración a Darién
La terquedad escocesa pudo más que las desgracias. En septiembre de 1699 se armó una tercera expedición de 1,300 inmigrantes con destino a Nueva Edimburgo del Darién. Sin embargo, la historia se repitió, cundió el pánico y estallaron los motines. Las autoridades se vieron en la necesidad de ajusticiar a uno de los agitadores para evitar una sangrienta revuelta. Al final, se presentaron los españoles.
Desde Cartagena de Indias por mar, y desde Panamá por tierra, llegaron tropas para echar a los invasores. El gobernador de Cartagena, Juan Díaz Pimienta, acompañado por la escuadra del almirante Peredo, enviada por órdenes del virrey de Nueva España desde La Habana, bloqueó la bahía de Caledonia. Las tropas llegadas por tierra cortaron el agua dulce y derrotaron a los colonos en algunas escaramuzas. A fines de 1700, el Consejo de los escoceses determinó entregarse. Unos se fueron para sus cuarteles y los otros emprendieron el camino de Jamaica. William Paterson y otros treinta sobrevivientes lograron regresar a Escocia. Allí tuvieron que rendir cuentas a muchos de los ahorrativos escoceses que perdieron sus haberes en la bancarrota de la Compañía del Darién.