En tiempos de los españoles las rutas coloniales eran vitales para la comunicación terrestre e intercambio comercial. Caminos que por muy rústicos y difíciles, ayudarons a enlazar el mundo, conectando el Atlántico con el Pacífico. Rutas por donde piratas, esclavos, indígenas, soldados y civiles caminaron. Llenas de historias qué si se pudieran relatar, captarían la atención del mundo entero. Conocer por donde pasaban estas rutas es vital para saber quienes vivían y que sucedía en esos tiempos.
Para Luis Puleio, un investigador, ex militar retirado, explorador, conservacionista, defensor de los parques nacionales, apasionado de la historia panameña y autor del Libro Rutas Coloniales. Las rutas más conocidas hoy en día son Camino Real y Camino de Cruces. Aunque también se encuentran otros caminos como el de Chorrera-Gorgona, que requieren de tiempo, estudio y reconocimiento.

Camino de Cruces y Camino Real
Para el experto Luis Puleio, el Camino de Cruces es el más sonado entre las personas en nuestro país, tal vez por qué en las escuelas se hizo mucho énfasis en los tesoros piratas. Esto se debe a que la toma de la Ciudad de Panamá a manos del Pirata Morgan es uno de los acontecimientos de mayor recordación, así como las ferias de Portobelo.
Eventos que impactaron la imaginación de muchas personas, donde las filas de mulas extremadamente cargadas de todo tipo de artículos luchan por seguir entre el fango y los látigos; guiados entre escabrosos recovecos bajo la guía de esclavos negros. Camino de Cruces era la ruta más económica pero la que tomaba más tiempo. Quienes cruzaban el camino tenían que calcular el tiempo de navegación desde Nombre de Dios o Portobelo, el tiempo de entrada por la desembocadura del Rio Chagres para luego navegar a contra corriente en bongos hasta llegar a Venta de Cruces y desde ahí caminar a Ciudad de Panamá. Toda una aventura que tomaba más de 15 días.

Camino Real es el menos conocido, según Puleio, sin embargo, ya desde 1519 se hace una trocha de la Ciudad de Panamá de Pedrarias Dávila, hacia Nombre de Dios descubierta por Diego de Nicuesa en 1510, en la hoy Provincia de Colón. Ese camino fue la trocha salvadora para comunicar a Panamá con el Caribe y el paso de los metales preciosos que venían de Perú. Su recorrido en tierra era de unos cuatro días.
Caminos en Proceso de Investigación
Dentro de la red de caminos, solo están aprobadas las dos rutas anteriormente mencionadas. Sin embargo esta en proceso de investigación el Camino del Virrey del Perú de 1569, el Camino de Gorgona de 1735 y hasta el propio Camino de Cruces en sus dos vertientes: la de 1527 con destino a la Panamá de Pedrarias Dávila pasando por el poblado de Limarrete en dirección al actual Vertedero de Patacón, siguiendo por río Cárdenas, pasando por el estadio Rod Carew, la Capilla de La Palangana y Universidad Tecnológica donde se encuentra el pozo donde nace el río Matasnillo, Parque Los Guayacanes, Pueblo Nuevo, Vía 12 de Octubre, para entrar al río Algarrobo o de La Entrada a un costado de la Vía Ernesto T. Lefebre entrando por el puente del Matadero.

La otra ruta pasa por Limarrete con destino a Panamá pasando por el Viejo Campo de Antenas donde se construye la Ciudad de la Salud, Clayton, Museo de Las Artes, con cruce del río Curundú y de ahí hacia Panamá La Vieja antes de la llegada de Morgan y en 1673 después de la toma de Panamá con ruta hacia San Felipe actual Casco Antiguo.
El Camino de Gorgona
El Camino de Gorgona ubicado 2 leguas río abajo de Venta de Cruces era un poblado de negros e indígenas. En ese sitio se dispuso hacer un camino hacia Panamá para eludir 10 rápidos que hacían peligrosa la navegación por el Rio Chagres y llegar a Venta de Cruces. Ese fue el ultimo camino hecho por los españoles y que fue también muy utilizado por los viajeros norteamericanos cuando se dio la llamada fiebre del oro de 1849.

Camino Difícil para Potenciar Nuestra Historia
Para Luis Puleio, la época de oro de nuestro Patrimonio Histórico y arqueológico se dio bajo la administración de la Doctora Reina Torres de Arauz con el apoyo del General Omar Torrijos. Durante esta etapa se inauguraron una cantidad plural de museos a lo largo del país incluido la obra máxima: el Museo del Hombre Panameño en Ciudad de Panamá. Según Luis Puleio, el estudio de la historia no es un atractivo cultural en nuestro país, ya que no genera rápidamente ganancias económicas.
Sin embargo, el experto piensa que para romper esa apatía habría que hacer de las rutas coloniales un emporio de riquezas, así como lo fueron para las ferias de Portobelo. Tal vez así, los gobiernos apostarían por invertir en su desarrollo. Luis Puleio concluye que para entender la historia de Panamá hay que tener en cuenta una particularidad: nuestra historia no se completa hasta no evocar la de muchos otros países; pero el resto de América tampoco puede narrar su pasado cabalmente sin incluir a Panamá.